Compuesta por quienes nacerán entre 2025 y 2039, esta nueva era digital representa un auténtico salto evolutivo en la manera en que las personas interactúan con el mundo.
Fruto de los millennials más jóvenes y de los mayores de la Gen Z, esta generación crecerá en un entorno donde la tecnología, la sostenibilidad y la hiperconectividad serán moneda corriente. Según el estudio de tendencias generacionales realizado por McCrindle, los Beta estarán marcados por una mentalidad global, una colaboración innata y una alta capacidad de adaptación a los cambios culturales y tecnológicos.
Mientras que sus precursores (y mapadres) valoran la autenticidad y la personalización emergente y crecieron con una perspectiva nativa digital enfocada en la inmediatez y la diversidad, los Beta llevarán estas tendencias un paso más allá. Serán los primeros en vivir en un mundo donde la inteligencia artificial y la automatización estarán completamente integradas en todos los aspectos de su vida, desde la educación hasta el entretenimiento.
Este panorama exige que las marcas no solo adapten sus estrategias, sino que las anticipen. Conectarse con ellos requerirá un enfoque completamente diferente, basado en personalización extrema, valores globales y una comunicación que equilibre la tecnología con la necesidad humana de conexión auténtica. Pero, antes de empezar a tirar manotazos de ahogado, entendamos bien de qué se trata esta generación.
¿Quiénes son la Generación Beta?
Parafraseando a La One, estamos hablando pura y netamente de los nacidos a partir de 2025 y hasta 2039, que, se estima, representarán un cambio significativo en cómo las personas experimentan y ven el mundo. Fruto de las generaciones que supieron ver, diseñar, producir y adaptar la innovación, crecerán en un entorno completamente integrado con la tecnología. Para ellos, lo digital y lo analógico serán indivisibles. Según McCrindle, esta generación estará marcada por la aceptación del cambio, una mentalidad global y un enfoque colaborativo hacia la vida. Vivirán en una era donde los algoritmos personalizarán su educación, entretenimiento y consumo, redefiniendo cómo las marcas se conectan con ellos.
Por otro lado, si bien los Alpha ya están creciendo con tecnologías avanzadas como asistentes virtuales, los Beta serán la primera generación en normalizar entornos inmersivos como el metaverso y el transporte autónomo.
Además, tendrán una mentalidad más global y colaborativa, impulsada por la urgencia de abordar desafíos globales como el cambio climático y la sostenibilidad. La conexión social será para ellos una combinación equilibrada entre lo virtual y lo presencial, priorizando experiencias que conecten tecnología con interacciones auténticas. Su identidad estará profundamente marcada por el equilibrio entre la personalización y el sentido de comunidad.
Todo muy interesante pero, si estamos hablando de personas que al día de hoy no nacieron, ¿para qué empezar a preocuparnos por esto? El desafío como profesionales del marketing está en entender cómo esta generación se diferenciará de sus predecesoras en términos de comportamientos, valores y preferencias de consumo. Podemos ir viendo su crecimiento y aprendiendo de ella bien de cerca. Profundicemos un poco más.
Tecnología aplicada a la crianza y la educación
¿Se terminó el reinado de los libros de Puerto de Palos? Bueno, si todavía no lo viviste en carne propia, la educación se fue aggionarnando a entornos digitales y se cree que la Generación Beta crecerá en un entorno donde la tecnología será una extensión natural, marcando un punto de inflexión en la forma en que las próximas generaciones se desarrollan.
Desde algoritmos de IA que personalizan métodos de aprendizaje según las necesidades individuales (¡tal como te contamos en esta nota sobre Gemini!), hasta plataformas educativas inmersivas en realidad virtual, su proceso educativo estará profundamente automatizado y adaptado. Los padres de esta generación, pertenecientes a los millennials y la Gen Z, ya muestran una mayor conciencia sobre los beneficios y riesgos de la tecnología, lo que los llevará a equilibrar el tiempo frente a pantallas con actividades en el mundo físico.
A raíz de este panorama, uno de los principales desafíos será la dependencia excesiva de las soluciones tecnológicas, que podría afectar habilidades como la resolución de problemas, la creatividad y las interacciones humanas espontáneas. También surge la preocupación sobre cómo proteger su privacidad digital y su bienestar emocional en un entorno saturado de algoritmos que buscan captar su atención.
Desde el punto de vista comunicacional, será clave que las marcas logren un enfoque educativo y responsable, donde la tecnología se presente como una herramienta de apoyo y no como un sustituto de las experiencias humanas. Esto implicará crear mensajes claros y confiables que conecten con los valores de las generaciones actuales y promuevan un uso consciente y equilibrado de la tecnología, mientras se posicionan como aliados en la construcción de una generación más preparada y resiliente frente a los retos del futuro.
Hiperconectividad con un toque personal
Si bien el reinado de la tecnología y el uso de inteligencia artificial en la educación puede causarnos escalofríos, la Generación Beta también estará marcada por lo analógico, revalorizando lo tangible y presencial.
Para ellos, las relaciones digitales serán la norma, pero coexistirán con un mundo físico que se percibirá como un espacio para conexiones más auténticas y significativas. Crecerán en un ecosistema donde los dispositivos inteligentes y los entornos virtuales les permitirán interactuar de manera instantánea con personas y comunidades globales, pero también se les inculcará la importancia de las experiencias en el mundo real, como un contrapeso esencial a la tecnología.
La personalización será un pilar clave en su desarrollo. A través de algoritmos de inteligencia artificial, esta generación tendrá acceso a plataformas que ajustarán todo, desde el aprendizaje hasta el entretenimiento, según sus preferencias. Sin embargo, el tiempo dedicado a actividades analógicas, como los juegos físicos, las artes o los deportes, cobrará un valor diferente, no solo como una alternativa a las pantallas, sino como un espacio para explorar la creatividad y reforzar el sentido de comunidad.
Hablando sobre comunicación en sí, los profesionales de marketing tendrán que crear estrategias que integren lo digital con lo real, ofreciendo experiencias híbridas que conecten emocionalmente con esta generación. La clave estará en demostrar cómo lo físico puede complementar y enriquecer lo virtual, logrando un equilibrio que responda a su necesidad de individualidad y pertenencia en un mundo profundamente interconectado.
¿Cómo nos preparamos para esta generación?
Si hay algo claro es que la Generación Beta será pionera en un mundo donde la inteligencia artificial y la automatización estarán profundamente integradas en todos los aspectos de la vida. Desde sistemas educativos personalizados hasta transporte autónomo, su cotidianidad estará marcada por avances tecnológicos que hoy empiezan a aparecer en nuestro cotidiano. Sin embargo, no todo será digital: su sentido de comunidad equilibrará lo virtual y lo presencial, redefiniendo las relaciones y los espacios de pertenencia.
Para prepararnos, será crucial entender su contexto, adaptando estrategias de comunicación y productos que integren tecnología con humanidad. También debemos reconocer los desafíos que enfrentarán, como el cambio climático y la sostenibilidad, desarrollando soluciones que no solo resuenen con sus valores, sino que contribuyan activamente a un futuro más consciente.
La Generación Beta no solo cambiará las reglas del juego; también inspirará nuevas formas de conectar, innovar y construir. ¿Estamos listos para evolucionar con ellos?
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